Deberíamos hacernos el amor con las bocas. Tú pasivamente dejándome extraiga gotas de ti. Yo activa hasta que no tengas nada que pronunciar, para luego dejar que me provoques con tu tacto y fluyan las palabras de la misma manera que las saqué de ti, así, a gotitas, pronunciando palabras queditas, que susurran poéticamente para llegar al orgasmo cuando callamos, y nuestras lenguas ya no tienen nada más que pronunciar, y acaba todo, de a poco, con el encuentro del beso que ansiaban tu boca y mi boca.