Por: Alejandra Inclán
Abro el paraguas. No llueve. No afuera. Llueve dentro. Mis partes se empapan y yo camino con el impermeable y el paraguas en este día nublado.
Los demás me miran extrañados. Dos sonríen con burla. Los ignoro. Voy empapada. No pueden verlo. El sol para ellos está vivo y yo cubriéndome para no salpicar a nadie.
Llueve y la tormenta no se detiene. Cierro el paraguas. Me quito el impermeable. He enfermado. La tos me mata y la lluvia se muestra en el exterior. En mis lágrimas. No hay nadie. Estoy sola. Y así, mojada, caigo agobiada por la tempestad. Las calles se inundan y el agua me lleva lejos de todo, mas no de mí. No creo sobrevivir.
Llueve y ya no existo. Me desvanezco. Alguna vez fui. Hoy, ni siquiera estoy en tu recuerdo. Soy una sombra, que se pierde a lo lejos…