Por: Alejandra Inclán
Hay veces que no te hablo yo,
te habla la sabiduría espiritual
que habita en mí.
Hay veces que la humana duerme y despierto,
me asomo y me acerco a ti dulcemente,
como sacerdotisa piadosa para guiar tus pasos al amor.
Hay veces que me visto de blanco invisible y mi cabello se torna rojo,
y me observas y no soy quien tú crees ver,
porque mi transmutación nunca te será visible
con tus ojos de la carne.
Porque abrir la mirada,
abrir el alma y abrir el espíritu: es VER,
y a ese mundo pocas veces podemos acceder.
Por eso a veces la humana se pierde,
abre las puertas y escapa del mundo,
dejando la coraza que me recubre,
para que desde otra esfera mi VOZ se deje escuchar,
para que a tu corazón pueda llegar.
Por eso a veces actúo tan contradictoriamente,
porque la humana se apasiona,
porque la sacerdotisa duerme,
porque después de todo hay pesadas cargas,
de las cuales mis emociones no me dejan liberarme.
Pero estoy ahí, cerca,
siempre cerca, para que mis palabras,
mi aliento y mi calor, te toquen y vuelvas a encontrar la armonía perdida,
por eso estoy aquí, por ti, por mí, por todos, por la alegría.
¡Geniaaal!
Me gustaMe gusta