Aunque mi cuerpo no duela
Por: Alejandra Inclán
Quisiera tomar tus manos y fueran las de tu infancia, frágiles, pero sin pesares, sin dolores, sin rigidez, sin temores.
Que tu corazón no sintiera el abandono de Dios, devolverte la fe, sacarte todas tus lágrimas, que lavaran la amargura, que dejaran de ahogarte, que su salida dejara paz en tu alma.
Días de mi vida por tu salud, por tu alivio, por verte libre de los males de tu alma, que también padece rigidez, y yo sin saber cómo acariciarla para curarla.
Lamentablemente también somos cuerpo y duele que este no responda y que se deteriore. A veces me siento culpable por tener yo un cuerpo saludable.
Quiero tocar tus manitas, ¿me lo permites? Tal vez no te pueda curar, pero quiero que sepas que, aunque mi cuerpo no duela, si me duele el alma.
Te quiero, hermana.
201-11-2017